IMAGINEMOS QUE IMAGINAMOS
Juguemos que imaginamos, vamos a imaginar otro modo de organización curricular. ¿Qué nos gustaría que un diseño curricular contemplara para favoreces una educación para la ciudadanía y que contemple además tres desafíos; pertinencia, imaginación y retos? Podemos proponer que los aprendizajes sean más experienciales, que el alumno sea un agente activo de modo que se favorezca una participación activa del mismo y no una participación pasiva
pero sigamos imaginando, hoy tenemos la posibilidad de soñar. La verdad es que no se nos ocurren muchas más cosas; utilizar métodos globalizados, flexibilizar los espacios, favoreces el desarrollo de habilidades y destrezas
y que no nos sigan preguntando que nuestra imaginación no da más de sí.
Ese es uno de los problemas al que nos enfrentamos, tenemos tan metida la gramática de la escolarización que nos cuesta imaginarnos otros modos de organización que no respondan a la división por materias, que estuvo bien en su momento, pero que en la actualidad no dan respuesta a las exigencias de la sociedad.
Se han producidos cambios puntuales, pero que no han modificado seriamente las estructuras, lo cual no permite que los cambios calen. Echando un vistazo a lo que dice Hargreaves en el artículo que escribe sobre la Educación para el cambio, habla de la situación de las comunidades educativas y del currículum de escuelas norteamericanas, pero bien es cierto que podemos hacer nuestro ese análisis, porque responde también a la realidad que también está viviendo la institución educativa española. Subraya los tres problemas con los que se encuentran las escuelas secundarias y sus currículums cuando pretender que los alumnos se comprometan con su aprendizaje. Uno de los problemas es el de la pertinencia, los alumnos no encuentran interés en el contenido del currículum, puesto que no está conectado con su realidad, no les dota de las habilidades que necesitarán en un futuro. El segundo de los problemas que plantea es la imaginación, el currículum tal como se lleva a la práctica, ahoga o anula cualquier posibilidad conflicto, entusiasmo, anticipación y satisfacción en el descubrimiento científico. Pero ¿qué imaginación vamos a promover si la nuestra está atrofiada?. Nos han dado la posibilidad de pensar en una propuesta de Diseño Curricular y no hemos conseguido más que rescatar ideas de las que ya se habla, y algún cambio que tímidamente se está llevando a la práctica. El tercer problema que plantea es el del desafío. El currículum no contempla propiciar a los alumnos experiencias estimulantes y reales, que les conecten con la realidad.
Y si la teoría está tan clara, si sabemos qué es lo que falla, ¿por qué no cambiamos?, ¿qué impide que transformemos la gramática de la escolarización?.La verdad es que hay muchas razones que no nos permiten innovar y eso que hay una conciencia cada vez más creciente de que tanto el contenido de la educación secundaria como su disposición, han quedado desfasados. Entre esas razones Hargreaves destaca la especialización por asignaturas que en consecuencia genera una identificación del profesorado con su asignatura, la fuerza de los departamentos altamente politizados
Cuando hablamos de cambios, parece que hay que añadir nuevos contenidos que sirvan para que los alumnos se adapten mejor a las exigencias de la sociedad, pero el cambio no pasa por ahí. En primer lugar como dice Juan Fernandez Sierra, hay que seleccionar conocimientos, ver qué es lo valioso, lo que nos aporta una forma de reconstruir nuestras experiencias, nos permite disminuir desigualdades, adquirir una función crítica, y en definitiva un aprendizaje significativo que acorte la distancia entre la realidad y la escuela. Pero para ello, debemos crear contextos de aprendizaje coherentes para ese fin. Deberíamos pasar de un currículum por objetivos a uno experiencial, además en lo posible, crear nuevas estructuras que permita a este tipo de currículum desarrollarse.
Al terminar de escribir estas líneas, y a la vez que elaboramos el trabajo de la asignatura me doy cuenta de la relación que se va entretejiendo entre las diversas actividades, lecturas, debates que hemos realizado en clase. El trabajo que tenemos que realizar debe constar de una primera parte que es de diagnóstico, y de los autores que hemos visto hasta ahora, Hargreaves y Gimeno en su artículo La educación que aún es posible, nos presentan un análisis o diagnóstico de la situación educativa actual. Por otro lado debemos presentar proyectos de innovación, y Fernández Sierra, Gimeno y Contreras, nos proporcionan diferentes visiones del currículum y cuales pueden favorecer a crear el contexto donde puedan surgir proyectos de innovación. Las actividades en clase nos han servido para ir amueblando nuestra cabeza, y ese conocimiento teórico, es la base para poder dar vida a nuestros trabajos.
A través de los diferentes proyectos de innovación que los grupos hemos presentado en el aula, creo que he ido aclarando también qué entendemos por innovación o qué podemos esperar de la misma. Cuando empezamos a hablar de proyectos de innovación, pensaba que tenían que suponer un modo de hacer totalmente diferente al establecido, que rompieran radicalmente con todo lo anterior y que fueran claramente novedosos. Ahora veo que la ruptura no tiene porque ser radical, que pueden ser cambios que afecten a la estructura, otros a la metodología, y además cada proceso de cambio lleva un ritmo y un tiempo en establecerse. Lo que sí me ha parecido percibir en la mayoría de los proyectos de innovación que hemos analizado, es que atienden a la dimensión particular de cada individuo, no generan clasificaciones como lo hacen los currículums actuales, los cuales vez han establecido la normalidad, los que quedan por debajo son considerados retrasados en función de lo que se considera normal. Tratar de dar respuesta al problema de la pertinencia, la imaginación, valorar las diferencias, favorecer la convivencia, son algunas de las características que encuentro en los proyectos de innovación.
Ese es uno de los problemas al que nos enfrentamos, tenemos tan metida la gramática de la escolarización que nos cuesta imaginarnos otros modos de organización que no respondan a la división por materias, que estuvo bien en su momento, pero que en la actualidad no dan respuesta a las exigencias de la sociedad.
Se han producidos cambios puntuales, pero que no han modificado seriamente las estructuras, lo cual no permite que los cambios calen. Echando un vistazo a lo que dice Hargreaves en el artículo que escribe sobre la Educación para el cambio, habla de la situación de las comunidades educativas y del currículum de escuelas norteamericanas, pero bien es cierto que podemos hacer nuestro ese análisis, porque responde también a la realidad que también está viviendo la institución educativa española. Subraya los tres problemas con los que se encuentran las escuelas secundarias y sus currículums cuando pretender que los alumnos se comprometan con su aprendizaje. Uno de los problemas es el de la pertinencia, los alumnos no encuentran interés en el contenido del currículum, puesto que no está conectado con su realidad, no les dota de las habilidades que necesitarán en un futuro. El segundo de los problemas que plantea es la imaginación, el currículum tal como se lleva a la práctica, ahoga o anula cualquier posibilidad conflicto, entusiasmo, anticipación y satisfacción en el descubrimiento científico. Pero ¿qué imaginación vamos a promover si la nuestra está atrofiada?. Nos han dado la posibilidad de pensar en una propuesta de Diseño Curricular y no hemos conseguido más que rescatar ideas de las que ya se habla, y algún cambio que tímidamente se está llevando a la práctica. El tercer problema que plantea es el del desafío. El currículum no contempla propiciar a los alumnos experiencias estimulantes y reales, que les conecten con la realidad.
Y si la teoría está tan clara, si sabemos qué es lo que falla, ¿por qué no cambiamos?, ¿qué impide que transformemos la gramática de la escolarización?.La verdad es que hay muchas razones que no nos permiten innovar y eso que hay una conciencia cada vez más creciente de que tanto el contenido de la educación secundaria como su disposición, han quedado desfasados. Entre esas razones Hargreaves destaca la especialización por asignaturas que en consecuencia genera una identificación del profesorado con su asignatura, la fuerza de los departamentos altamente politizados
Cuando hablamos de cambios, parece que hay que añadir nuevos contenidos que sirvan para que los alumnos se adapten mejor a las exigencias de la sociedad, pero el cambio no pasa por ahí. En primer lugar como dice Juan Fernandez Sierra, hay que seleccionar conocimientos, ver qué es lo valioso, lo que nos aporta una forma de reconstruir nuestras experiencias, nos permite disminuir desigualdades, adquirir una función crítica, y en definitiva un aprendizaje significativo que acorte la distancia entre la realidad y la escuela. Pero para ello, debemos crear contextos de aprendizaje coherentes para ese fin. Deberíamos pasar de un currículum por objetivos a uno experiencial, además en lo posible, crear nuevas estructuras que permita a este tipo de currículum desarrollarse.
Al terminar de escribir estas líneas, y a la vez que elaboramos el trabajo de la asignatura me doy cuenta de la relación que se va entretejiendo entre las diversas actividades, lecturas, debates que hemos realizado en clase. El trabajo que tenemos que realizar debe constar de una primera parte que es de diagnóstico, y de los autores que hemos visto hasta ahora, Hargreaves y Gimeno en su artículo La educación que aún es posible, nos presentan un análisis o diagnóstico de la situación educativa actual. Por otro lado debemos presentar proyectos de innovación, y Fernández Sierra, Gimeno y Contreras, nos proporcionan diferentes visiones del currículum y cuales pueden favorecer a crear el contexto donde puedan surgir proyectos de innovación. Las actividades en clase nos han servido para ir amueblando nuestra cabeza, y ese conocimiento teórico, es la base para poder dar vida a nuestros trabajos.
A través de los diferentes proyectos de innovación que los grupos hemos presentado en el aula, creo que he ido aclarando también qué entendemos por innovación o qué podemos esperar de la misma. Cuando empezamos a hablar de proyectos de innovación, pensaba que tenían que suponer un modo de hacer totalmente diferente al establecido, que rompieran radicalmente con todo lo anterior y que fueran claramente novedosos. Ahora veo que la ruptura no tiene porque ser radical, que pueden ser cambios que afecten a la estructura, otros a la metodología, y además cada proceso de cambio lleva un ritmo y un tiempo en establecerse. Lo que sí me ha parecido percibir en la mayoría de los proyectos de innovación que hemos analizado, es que atienden a la dimensión particular de cada individuo, no generan clasificaciones como lo hacen los currículums actuales, los cuales vez han establecido la normalidad, los que quedan por debajo son considerados retrasados en función de lo que se considera normal. Tratar de dar respuesta al problema de la pertinencia, la imaginación, valorar las diferencias, favorecer la convivencia, son algunas de las características que encuentro en los proyectos de innovación.
1 comentario
Leonor -
Has integrado también lo que podemos aprender de los proyectos de innovación y como tu dices nos ayudan a tener construcctos, a construir andamios en los que apoyar nuestros juicios y de los que nutrirnos para un conocimiento valioso. Creo que vas logrando aquellos principios de actuación que formulamos conjuntamente en nuestras primeras clases, buen trabajo......