Por nuestro quehacer diario, solemos hablar de la adaptación de las culturas minoritarias en el centro educativo, circunscribimos una realidad muy presente en nuestro mundo a un ámbito muy concreto. Es cierto que la escuela juega un papel inclusivo muy importante, pero qué ocurre en su día a día, cuando van a comprar, o salen de paseo, o quieren tener actividades de ocio…Cuando nacemos, lo hacemos insertos en una cultura, con unas costumbres, unas normas, unos modos de relacionarnos. En función de si permanecemos siempre en el mismo lugar, o hemos compartido modos de vida diferentes, nuestra identidad puede enriquecerse, acogiendo y asimilando rasgos de esa otra cultura con la que entramos en contacto, o por el contrario nos podemos cerrar aún más y defender de una manera radical nuestra propia identidad. Conocer otras culturas siempre es enriquecedor, aunque en un momento dado pude generar un conflicto interno, como vemos en el caso de Tula. Al comienzo de la película, podía dar la impresión que no le gustaba su modo de vida, sus costumbres familiares, sin embargo, después de todas las normas supuestamente transgredidas, como decidir casarse con un no griego, se casa según sus propios ritos, la boda es al estilo de su cultura…Si tanto la rechazara, hubiera roto totalmente con ella. Sin embargo, la cultura es algo consustancial a nosotros, es lo que nos ha permitido forjar nuestra identidad, aunque ésta siempre es susceptible de ir ampliándose y enriqueciéndose. Durante mucho tiempo se ha hablado de la necesidad de integración en los centros escolares, ya habláramos de otras culturas o de personas con deficiencias. En algunos proyectos de innovación que hemos visto en Diseño, se empieza hablar de escuelas inclusivas. Aparentemente pueden parecer dos palabras sinónimas, pero tienen connotaciones diferentes. Cuando hablamos de integración, estamos buscando que el sujeto con alguna particularidad, diferente a las del grupo mayoritario, llegue a formar parte de él, para eso intervenimos sobre el sujeto para que el grupo le incluya. Sin embargo, la inclusión, supone generar un entorno que esté abierto a las características individuales de cada persona, que nadie tenga que renegar de su propia particularidad. Esto es posible, porque hay un espacio, en el que las personas podemos encontrarnos, donde podemos compartir respetando al otro. Hace falta una actitud de profundo respeto, y de no ver al otro como enemigo, usurpador. Cuento una experiencia: “En un proyecto inserto en un barrio marginal de Bilbao, se trabaja con niños gitanos, africanos, marroquíes, ecuatorianos, bolivianos, colombianos. Entre los adultos de esas mismas culturas, siempre suele haber conflicto, prejuicios, hablan mal los unos de los otros…Los niños aprenden lo que oyen a sus mayores. Los veranos, se suelen organizar colonias urbanas para los niños del barrio, y cuando se les a puesto a jugar juntos, los prejuicios han desaparecido, se ha generado ese espacio que pueden compartir independientemente de que unos los viernes vayan a la mezquita, que en su casa se coma arroz con todas las comidas, que lleven el pelo largo, o las bodas duren tres días. Los niños se llegan a hacer amigos, y si a un niño marroquí, alguien le habla mal de los gitanos, cuidado, que su amigo es gitanos, y los defenderá, porque su experiencia le ha enseñado que la amistad está por encima de las costumbres”.Algunos, ya me habréis oído citar a Amin Maalouf, y su obra “identidades asesinas”, pero merece la pena echarle un vistazo para ver cómo trata el tema de las identidades. Él que es libanés, pero su juventud la ha vivido en Francia, cuando le preguntan si se siente más libanés o más francés, responde que por igual: “ Lo que me hace ser yo mismo y no otro, es que estoy a caballo entre dos países, entre dos o tres lenguas, entre varias tradiciones culturales. Ésa es mi identidad”. Eso es lo que nos hace personas únicas, todo el bagaje que cada uno tenemos.Sería interesante ejercicio hacer una reconstrucción de la identidad de cada uno. Yo a veces me paro a pensar en mi propia identidad personal, cómo se ha ido forjando. Cuando se habla de culturas, identidades, me cuesta entenderlo como un conflicto, aunque entiendo que hay personas que lo han podido vivirlo así, y que han sido o están siendo perseguidos, o acosados por pertenecer a otra cultura. Sin embargo en mi caso ha sido una riqueza, por eso me gustó tanto encontrarme con el libro de Amin Maalouf, pues en el narra las barbaridades que a veces cometemos las personas en el nombre de una etnia. Además cuantas más experiencias vas teniendo con modos de vida y costumbres diferentes, a parte de enriquecerte, entiendes, descubres y valoras muchas cosas de tu cultura, y también relativizas otras cosas de tu propia cultura de origen.
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