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DIARIO DE APRENDIZAJE

Orientaciones psciopedagógias ante un problemas de lectura

Orientaciones psciopedagógias ante un problemas de lectura

Juan tiene 8 años, está en tercer curso de primaria. Nos reunimos  conjuntamente con la tutora y la madre. El motivo de la reunión es que el niño no lee tan bien como sus compañeros. La tutora tan sólo nos informa de que tiene una comprensión muy limitada, que trae los deberes sin hacer y se distrae con frecuencia en clase, no obstante no presenta problemas de conducta, mantiene una buena relación con los iguales, no es impulsivo y cuando se disminuye la ratio  su conducta es más dirigida, el niño sigue sin problemas las explicaciones y realiza las tareas mostrando en general buenos niveles de atención sostenida, desarrolla un trabajo metódico y, en general, una buena organización del comportamiento. Nosotros le pedimos más precisión, le preguntamos si confunde algunas letras como, por ejemplo, la “b” con la “d” o la “p” con la “q” o si tiene problemas para la identificación de algunas palabras, por ejemplo algunas de mayor complejidad como aquellas que tiene sílabas trabadas. También le preguntamos como es su escritura y si hay inversión de letras u omisión de algunas de ellas. Le preguntamos sobre la fluidez de su lectura; si esta es mayor ante palabras poco frecuentes o si la falta de fluidez afecta por igual a todas las palabras con independencia de su longitud, complejidad y frecuencia. Ante todas estas preguntas la tutora se limita a contestarnos que cree que no tiene inversiones ni omisiones y que su lectura es muy silabeante, pero que no puede precisarnos si esas dificultades están o no presentes. Por su parte la madre confirma que no dedica apenas tiempo a la lectura fuera de los textos obligatorios de la escuela, y que no hay un seguimiento por parte de la familia de las tareas escolares, quedando éstas exclusivamente bajo la responsabilidad de Juan.Decidimos hacer una exploración sistemática de sus habilidades lectoras comenzando por observar los procesos de identificación de letras. Para ello, le presentamos todas las letras del abecedario y observamos que las identifica correctamente incluidas la p y la q y la b y l. Mediante esta observación damos respuesta a las preguntas que anteriormente planteábamos a la tutora. A continuación nos centramos en los procesos léxicos. Para ver si el niño lee correctamente palabras, presentándole distintas palabras que varían en longitud, en frecuencia y complejidad (añadimos las trabadas). Vemos que simplemente en aquellas palabras menos frecuentes y de mayor longitud el niño tarda más, en algunas ocasiones se producen errores que el mismo se autocorrige inmediatamente sin necesidad de intervenir.  Al presentarle palabras de tres sílabas conocidas, las lee de un solo golpe, utilizando la ruta directa, sin embargo ante otras palabras de la misma longitud las va silabeando, utilizando la ruta fonológica. Vemos que tiene consolidadas ambas rutas, pero llama la atención que silabee, palabras que son ya habituales en el léxico de un niño de ocho años, dándonos a entender que no las tiene interiorizadas.En un tercer momento queremos medir los  procesos sintácticos, para lo cual le presentamos una serie de frases de complejidad creciente; unas son activas ( el perro mordió al niño) otras son pasivas ( el niño es mordido por el perro) y otras en las que no se respeta el orden sujeto+ verbo + predicado ( es el perro el que ha mordido el perro). Aquí observamos que la lectura es algo silabeante, pero en general no presente serios problemas de decodificación, así mismo vemos que la compresión se ve afectada a medida que al estructura gramatical de la frase es más compleja, de tal forma que en las oraciones activas no presenta problemas, en las pasivas muy pocas, pero en las que alteramos el orden presenta problemas de compresión que son superados cuando el niño realiza una segunda o tercera lectura, y consecuentemente la frase es leída con mayor fluidez. Seguidamente le presentamos un texto y le pedimos que lea en voz alta observando nuevamente que su lectura  es en general poco fluida y  encontramos el mismo patrón de respuesta anteriormente descrita; es decir la palabra frecuentes  y cortas las lee de forma fluida, pero no ocurre lo mismo con las menos frecuentes.  Le hacemos preguntas sobre el texto y observamos que ha tenido una comprensión muy limitada del mismo. A continuación le damos la oportunidad de que lea el texto para sí mismo en un par de ocasiones e incluso en una tercera hacemos una lectura compartida de tal forma que paramos en los puntos, le pedimos que repita lo que acabamos de leer y así durante todo el texto. Finalmente hacemos un dictado de 100 palabras y observamos que hay una buena transformación del fonema en grafema, no hay inversiones, omisiones ni sustituciones y  su letra es muy legible. Todos estos datos, junto con la información aportada por la tutora y la madre, confirman que hay un déficit de comprensión ya que hemos descartado problemas de identificación de letras, así como de los procesos léxicos y sintácticos. Lo que si hemos observado es que hay un gran consumo de recursos atencionales  en el proceso de transformación grafema-fonema teniendo un impacto sobre la compresión lectora. Dicho déficit de comprensión desaparece cuando el texto es leído en dos o tres ocasiones y en consecuencia se dedican menos tiempo esfuerzo en la decodificación del mensaje liberando recursos atencionales que son destinados a la comprensión.  ORIENTACIONES  EDUCATIVASLas siguientes orientaciones educativas tienen como fin adquirir hábitos de trabajo, ya que como signo de la falta de éste hábito, aparece un ligero déficit de comprensión lectora. Este problema, incipiente en este caso, puede ser la primera manifestación de un problema mucho mayor, puesto que la lecto-escritura constituye una herramienta básica para el aprendizaje de otras asignaturas. 

1.           Dedicar un tiempo todas las tardes a realizar los deberes así como a repasar los contenidos que han sido objeto de trabajo durante la jornada de clase.  Este trabajo personal del alumno permite consolidar los aprendizajes realizados durante la mañana, puesto que sólo asistir a clase, escuchar al profesor y hacer las actividades correspondientes son generalmente tareas insuficientes para alcanzar los objetivos la asignatura. 

2.           Trabajar todas las tardes nos ayuda igualmente a adquirir hábitos de trabajo que son fundamentales para el estudio en particular y para la futura vida laboral en general. No hay soluciones mágicas a los problemas de rendimiento escolar, la solución pasa por el esfuerzo y trabajo personal de todos los miembros de la comunidad educativa: profesor - alumno - familia. 

3.           Es recomendable tener un horario de estudio que se elabore de mutuo acuerdo entre el alumno y los padres. No se trata de imponerle el horario, sino de negociarlo, exigiendo consecuentemente su cumplimiento.  

4.           El cumplimiento de dicho horario es obligado para el alumno puesto que forma parte de sus responsabilidades y porque además se ha contado con él para establecerlo. No obstante, esto no es óbice para que no le sea reconocido su esfuerzo y dedicación, e incluso si se estima oportuno recompensado por algún medio material. Cuidado, esto último en ningún caso debe convertirse en una práctica habitual exigible por el alumno. 

5.           Es conveniente adquirir una rutina en la que los horarios sean más o menos los mismos cada día. Estudiar un día a las 16:00, otro a las 18:00 y un tercero a las 20:00, no contribuye a desarrollar un hábito adecuado de trabajo.   

6.           El tiempo de estudio obviamente variará de unos días a otros y de unos alumnos a otros, pero como recomendación general trabajar entre una hora y hora y media cada día es un buen ritmo de trabajo. Este tiempo ha de respetarse tanto si hay deberes que hacer, como si no los hay 

7.           Para realizar un repaso basta con echarle un vistazo a la lección correspondiente, repasar los contenidos clave de cada tema y realizar algunos ejercicios (aunque se hayan hecho en clase) para consolidar los aprendizajes trabajados.

 8.           Se dedicarán todos los día 15 minutos a hacer una lectura de un libro que el niño elija, posteriormente podrá hacer un resumen del mismo a uno de los padres. Apuntará las palabras que no conoce para hacer un diccionario de términos. 

9.           Diariamente se hará un dictado de 50 palabras, incluyendo aquellas palabras que el niño ha ido apuntando en su diccionario para ir interiorizándolas progresivamente.  

10.       Para aprender a identificar las ideas principales del texto, que ayudan a una comprensión del mismo, le pediremos que tras la lectura de un párrafo explique con sus palabras lo que dice. Otra actividad consiste en coger un texto, tapar el título, y que trate de poner su propio titular, comparando seguidamente los distintos títulos puestos. 

11.       Para ayudar a recordar lo que ha leído se le puede pedir que cierre el libro y recuerde lo que acaban de leer, para favorecer que concentre su atención durante un tiempo breve. Se le puede pedir que describan con detalle cada personaje. Se les puede ayudar  a través de preguntas básicas que les hagan reflexionar sobre el texto, ya que una buena forma de comprender lo leído es hacerle preguntas sobre el texto que haya leído, puesto que al formularle preguntas, el niño se hace más conscientes  de los diferentes tipos de información que de él pueden extraerse. También podemos formularle preguntas sobre el texto que no estén explícitas en el mismo, pues es importante para la correcta comprensión del texto hacer deducciones y comprender lo que está implícito en él.  

12.       Es importante enseñarle a establecer una secuencia de los acontecimientos, para ello se realizará un entrenamiento de escucha. Se le pide que escuche el comienzo, la parte central y el final; a continuación tiene que contar lo que recuerden, clasificándolo bajo los epígrafes de introducción-suceso-desenlace. Cuando ha adquirido la estructura, se le pide que la apliquen leyendo el texto e identificando y dividiendo sus partes. 

13.       Otra estrategia para recuperar la comprensión es enseñarle a hacer resúmenes (pasando también de esto modo del “decir conocimiento” a “transformar el conocimiento”). Se le puede ayudar haciendo que primero lea el texto y lo divida en partes, luego tiene que escribir con sus propias palabras los sucesos que considera más importantes de cada una de las partes. Finalmente, a partir de las frases derivadas de cada una de las partes construye el resumen del relato. 

14.       Podemos trabajar la atención de una forma lúdica, con actividades como la de buscar los errores o hacer sopas de letras que sabemos son del agrado de Juan.  

15.       Los adultos somos modelos para los niños más pequeños. En este sentido si lo niños nos ven leyendo un libro, el periódico, en definitiva realizando alguna actividad de tipo intelectual, es más probable que nuestro hijo adquiera dichos hábitos. 

16.       Es muy importante mantener una comunicación y relación fluida con el tutor/a con el fin de coordinar esfuerzos en beneficio del alumno. Esto no significa reunirse con él todas las semanas, sino, simplemente leer la agenda regularmente, asistir, si es posible, a las reuniones de padres celebradas cada trimestre y si es necesario pedir una tutoría.

1 comentario

Ana Belén -

Muy buena reflexión. Es importante el trabajo en casa para crear un hábito de estudio, pero esto ni implica que el niño se pase toda la tarde haciendo 'deberes'.
Lo único que quería comentarte es que en las pautas que propones mezclas estrategias o pautas con actividades. ¿Te has dado cuenta de ello? Las actividades deben partir de las estrategias y de unos objetivos para que tengan sentido.
Un saludo,
Ana Belén